Mediante el proceso de recopilación de información entendemos que desde la aparición de Tiktok entre 2019 y 2020, la plataforma ha logrado atraer mayor tráfico superando a Google y Facebook (Lieudo, 2021) y esto ha traído consigo un desarrollo para la industria digital generando un impacto económico, cultural y social (Maldonado, 2021). Así es como esta red social que funciona a partir de un algoritmo que se encarga de cruzar las tendencias globales con los intereses de cada usuario fomenta la participación de nuevos agentes dentro de la creación de contenido, el consumo cultural y la cultura en torno al ecosistema digital (Maldonado, 2021).
Ahora bien, TikTok logra ser una alternativa interesante para los artistas musicales tanto consolidados como emergentes, porque desde allí pueden tener una mayor interacción con su público, generar valor alrededor de sí mismo como marca e incluso implementando dinámicas (acciones tácticas) que les permiten exponer su personalidad y en donde pueden de manera creativa e incluso estratégica, promocionar su música (Martin, 2020).
Es por esto y más, que la presencia que han construidos distintos artistas musicales dentro de este medio les ha representado nuevas oportunidades en su mayoría, puesto que los artistas no se han limitado a ejercer como tal sino que también, se han convertido en creadores de contenido que buscan de distintas maneras conectar con su público y obtener reconocimiento, que a su vez se puede entender como viralidad (Valdovinos, 2020).
Así que esto nos permite entender que para un artista en la actualidad es casi indispensable considerar dentro de su estrategia la presencia en TikTok, en donde a partir de constancia, originalidad y demás factores se puede pretender obtener un reconocimiento elevado (Martin, 2020); la importancia de la planeación estratégica se verá reflejada en la medida en que los contenidos conecten con el público objetivo, le aporten valor y además sean coherentes con la personalidad expuesta por el artista.
De esta manera, podemos entender cómo se ha construido no solo el consumo sino también la producción de contenido por parte de las personas, siendo estos sus propios creadores de contenido que han logrado la afinidad con sus audiencias adquiriendo los valores antes mencionados y guiándose o no -al menos en un principio- bajo una estrategia. Porque podemos suponer que con el tiempo y el reconocimiento adquirido, en el caso puntual de los artistas musicales empezarán a implementar estrategias alrededor de sus carreras.
A su vez, es importante destacar que no solo cambió la producción del contenido en torno a la música, sino que la producción de la música en sí cambió de forma paralela puesto que se hicieron variaciones en la estructura y en el proceso creativo, las dos bases de la creación musical (Llorca, 2021). Cabe añadir, otras menciones de la autora en las que señala que la música se centra en el “estribillo” y es hecha en un formato más corto (menos minutos) que permita cautivar al público y que transmita la autenticidad que demanda el mismo por parte del artista; también influye el que el artista -en un alto volumen de casos- no cuente con una gran compañía o industria detrás que lo apoye y destaca aún más la capacidad de creativa impresa por parte de él para lograr destacar.
Entonces, desde aquí comprendemos como bajo distintos métodos, con o sin estrategia la construcción de artistas/creadores de contenido conlleva -no en todos los casos- a la construcción de una marca que monetiza y que beneficia a todas las partes involucradas, incluyendo a la plataforma; así como lo han hecho antes Facebook o Youtube con la diferencia en la implementación de nuevos sonidos y nuevas formas de creación e interacción con su audiencia (Júnior, 2021).
Sebastian Triviño
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